martes, 3 de junio de 2008

Ya de vuelta por estas tierras.

Como no quise quebrarme la cabeza pensando sobre que escribir en esta ocasión, y por que creo les gustará, haré una pequeña descripción de como fue mi regreso desde el otro lado del mundo, y mis primeros días ya de vuelta en la tierra que me vio nacer.

Imagínense un día en una habitación que tiene cuatro camas individuales(una por esquina), de la cual una mitad esta pintada de blanco y la otra de rojo, amarillo y morado, y "decorada" con grafittis en pintura negra con frases en inglés y en hindi. Cada una de estás mitades divididas por cortinas de rayas verticales, rojas y amarillas, que cuelgan de unos tendederos de plástico que cruzan de un lado a otro de la habitación, vertical como horizontalmente. La mitad decorada (pintarrajeada) está a su vez dividida a la mitad, también por una cortina colgada del mecate que cruza le habitación horizontalmente. En estas mitades viven dos N.R.I. (non-resident-indians) llamados Ganesh y Akshay, el uno a la derecha, el otro a la izquierda, y de vez en cuando (no, de hecho diario) Shurabi (Surbi) la novia de aquel. No es buena idea regresar al cuarto a eso de las tres de la mañana por que ya imaginarán los ruidos que se escuchan de la esquina derecha de la mitad "decorada" de la habitación: música jipjopera horrible y lo que ya se imaginaron.

En la mitad blanca no hay divisiones. En la esquina derecha (teniendo de espaldas la otra mitad) vive un niño genio bangladesh llamado Prottoy, que tiene la habilidad de quedarse dormido en las posiciones más incómodas, como con la cabeza sostenida por el antebrazo flexionado, como si estuviera despierto en profundo pensamiento, pero con los ojos cerrados. Casi siempre estudia como hasta las tres de la madrugada hasta que sus fuerzas quedan totalmente agotadas y muere, con la laptop encendida (de por lo menos una caída esta no se ha salvado) y los libros abiertos. En la esquina izquierda estoy yo tratando de leer un artículo de filosofía pero sin lograrlo por que un pensamiento me roba la concentración: comida mexicana, tacos, tostadas, barbacoa, carnitas, quesadillas, salsitas picositas etc. etc.
Me veo a mi mismo con mi familia en el puesto de tacos que está sobre Faisanes, echándome una gringa (cosa que Marian el alemán hace seguido) y tomando boing de guayaba.
No había sido buena idea el no ir al lunch, ya que el hambre me lleva a pensar en comida, el pensamiento de comida, me recuerda a la comida mexicana, la comida mexicana me recuerda a la familia, los amigos... y me pongo nostálgico: aún falta mucho para que el día del regreso llegue.

Hoy por fin estoy acá, y los días en que la nostalgia no me dejaba en paz, se ven muy lejanos.

Bombay, o como ahora la llaman, Mumbai, la temperatura altísima (unos 37 por lo menos), la humedad peor, sudoroso, incómodo, el ventilador de la habitación no parece suficiente, tomar agua cada cinco minutos parece poco. Las maletas están listas, los papeles también, y el viajante ya se quiere ir, pero el día nada más se tarda y entre más se acerca, el tiempo se pasa más despacio.
Creo que me he acostumbrado, y hasta casi me han llegado a gustar esos momentos de espera finales que son de hecho cortos, pero el saber que ya casi se está ahí hace que los vivas con tanta intensidad que parecen durar más de lo que deberían. De hecho fue en uno de estos momentos que esta idea vino a mi mente, me sentía feliz por que sabía que era solo cuestión de tiempo. Es como cuando estás soñando y estás consciente de que estás soñando. El que yo analizara tal instante de tal forma, el que le dedicara tantos pensamientos, el simple hecho de considerarlo, de ponerle atención, lo hacía durar.

Como los últimos cinco kilómetros del viaje de nueve horas del aeropuerto de Mumbai al campus de mi escuela (que en condiciones normales toma solo como tres), que son anunciados por un gran señalamiento de aluminio un poco despintado y oxidado (entonces, arreglado por la visita del Prime Minister) con el simbolito del mundo de UWC, el nombre de la escuela (The Mahindra United World College of India) y la leyenda "5Km". "Those lights are your school" dice la alemana Sara señalando las luces que se ven entre los arboles de la colina en la que está la escuela, empeorando un poco el ansia, que mezclada con el cansancio, el sueño y el hambre, te hace sentir con ganas de arrancarle la cabeza a alguien, y para acabarla de amolar alguien la corrige "No, those are the lights of River Dale". ¿Ya llegábamos o no?... si, ya llegábamos, pero lo que ya expliqué.

Pues aconteció así, me desperté de mi siestita de dos horas después de no haber parado en toda la noche el 24 de Mayo, como a las ocho de la mañana, día en que todos tenían que dejar el campus. Ya había despedido a Prottoy como a eso de las seis, junto con Nishant, Redwan, Fern y Roxane, también había visto llorar a Mitch, despidiéndose de Dianita... eso si me pegó, creo que fue entonces cuando me recalló el veinte que ya me había caído cuando Chitra me dijo "I'm really gonna miss these people".
Si te ibas de la mesa durante la cena sin despedirte no había problema, los verías al día siguiente, pero entonces, en esa noche, sabía que es probable que en la vida vuelva a ver a muchos de los segundos años, más sin embargo, no pude acercarme a despedirme también, y de repente el jeep ya se veía lejano.

Vi los tres camiones, acomodados en fila, algunas maletas ya alrededor, personas yendo y viniendo. Yo iba junto con Neville cargando la gran maleta suya que dejaríamos en la biblioteca, como muchos de nosotros dejamos las cosas que no estabamos dispuestos a cargar de vuelta en casa y que usaríamos para el siguiente año. Yo deje la maleta negra grande que me había llevado originalmente,una bolsa llena de las que nos prestaba la escuela (unas verdes que huelen a guardado) y el baúl que me heredo mi amigo alemán segundo año Felix, y el cual a pasado del mexicano cuarto año Enrique, al tercer año Severin, al segundo año Felix y pues finalmente a mí.

Después de eso lleve mi equipaje a la casa el maestro de mate Parag, como me lo había indicado Samir: ahí comeríamos con sus papás, y nos iríamos juntos a Bombay, donde pasaría mis últimos seis días antes de regresar. Y bueno, la hora de las despedidas comenzó, alrededor de las 10 de la mañana. Abrazos, lloriqueo, promesas de mantenerse en contacto, frases que llegaban al corazón, deseos de buena suerte. Era todo un espectáculo, un espectáculo doloroso. Me dolió despedirme de varias personas, pero sobretodo de María, de Karoline, de Atenea, de Felix, de Urs... los voy a extrañar.

Después de que los camiones se fueron, como a eso de la una de la tarde, el campus se sentia tan solo. Fui de vuelta al que fue mi cuarto por que había olvidado mi cepillo de dientes, mi pasta, mi sacate y mi jabón, y fue cuando vi todo solo y abandonado, con las cosas que fueron dejadas atrás tiradas en el piso, y cuando uno de los de personal de limpieza se me acerco a firmar un papelito para autorizarle el quedarse con unas bocinas que se había encontrado en una bolsa de plástico en el storeroom de nuestra casa, me calló el veinte: era la última vez que entraba a "mi casa", el próximo año estaría habitada por otras personas, y por tal sería un lugar totalmente diferente.Un sentimiento similar al que tuve cuando vi ese muro que algún día estaba pintado de morado y con manchas de pintura roja, totalmente blanco y desabrido. Wada tres casa nueve ya no sería lo mismo. Iba a dejar la Fiske guide que había secuestrado.

En casa de Parag ya con los papás de Samir, comimos unas ricas tostadas (tipo de,) con alguna legumbre hecha pure y un preparado de hierbitas y cebollas que le daba un sabor acidito muy rico, platicamos mucho, vimos el libro de fotos que le dieron a Kermeen, la esposa de Parag y profesora de biología, sus alumnos, con dibujos y detalles para despedirse como se lo merecía por ser una profesora tan cercana a ellos. El camino a Bombay fue incomodo: unas tres horas, con la mochila que contenía la laptop en las piernas, entre el hermano de Samir a mi lado derecho, Samir a mi lado izquierdo dormido y callendose a su derecha, osease, aplastandome, y Sam del lado izquierdo de Samir. El calor no ayudaba.

Paramos antes de llegar a casa de Samir en un pequeño restaurante atascado de gente a comer un pequeño snack, y a comprar algo para aligerar la sed. Samir se compró un licuado de mango que se veía bastante bueno y que me arrepentí de no haber pedido yo: ya nos teníamos que ir.
Finalmente, después de unos veinte minutitos más de trayecto después de la parada que hicimos, llegamos a su casa.
Su papá estaciono el coche y nos bajamos, luego entramos al edificio y empezamos a subir las escaleras, cargando cada uno nuestro equipaje. "Que sea el segundo piso" pensé cuando empezamos a subir, "Que sea el que sigue entonces", pensé cuando vi que seguíamos pensando y hasta que me dí cuenta que nos dirigíamos al cuarto y último piso. Estaba cansadísimo.

Al día siguiente Samir, Sam y yo fuimos a caminar. Fuimos a ver el mar, la gente, el tráfico, una de las casas de Mr. Sharu Khan, y caminamos hasta una iglesia en la que nos reunimos con la mamá de Samir y su hermano, Amit. De ahí seguimos caminando y platicando, y regresamos a comer pizza, que estuvo bastante buena: nos compraron non-veg aparte a Sam y a mí.
A la mañana siguiente fuimos a dejar a Sam al aeropuerto, a la misma puerta en el aeropuerto a la que curiosamente a mi también me tocaba ir.
Y pues los siguientes tres días fueron más o menos iguales, estar en casa de Samir, ver la tele, comer comida rica, tomar mucha agua, leer el periódico, e ir a dar la vuelta por Bombay. Durante esos días también hice las compras de recuerditos y regalitos para amigos y familiares, actividad que resulto un poco incomoda haciendola con la mamá de Samir: los indios son codos como ellos solos y a todos los precios les ponen cara.

-continuara-
2da parte

2 comentarios:

krispis dijo...

Hey!! bienvenido de vuelta!! se ve que te fue super chido!! pon fotos!! queremos ver los lugares que conociste!! y a tus amigos!!!
Y sin duda tu forma tan singular de escribir me entretuvo bastante!!

brenduchis dijo...

Gracias MOisi que buen regreso, tienes que ver a las otras Ketchupenses para q le endulces los oidos con tus divertidas historias desde el otro lado del mundo